La presentadora del telediario me hablaba por la nariz, decía que tenía que hacer el fregado o me dolería la cabeza a los dieciséis minutos.
Levanté mi pesado cuerpo del sofá, mi barriga cada vez estaba mas hinchada al igual que mi cabeza.
Maldita medicación.
Realizando un esfuerzo sobrehumano comencé a fregar los platos, llenos de mugre reseca. Mientras fregaba, mi cabeza divagaba de un pensamiento a otro.
Melodías repetitivas, jingles, una lavadora en la cabeza a toda potencia.
De pronto su divinidad, con voz de ultratumba, hizo acto de presencia.
"Eh JoseMari, JoseMari, escucha, no hagas caso a la presentadora del telediario. Te está tomando el pelo. Túmbate de nuevo en el sofá y relájate. Disfruta de la televisión."
Hice lo que me ordenó el jefe, vuelta al sofá. Hacia días que no salía de casa.
Atras quedó aquel tiempo en la que la comunicación era unidireccional. Había desarrollado la capacidad de comunicarme con la televisión. Interactuaba con presentadores, que curiosamente me hablaban por la nariz. Tomaba parte en los partidos de fútbol, generalmente como arbitro. En las películas generalmente ejercía de narrador, cogía un micrófono viejo conectado a un amplificador y con las indicaciones del director narraba los acontecimientos.
...continuará

No hay comentarios:
Publicar un comentario