sábado, 13 de noviembre de 2010

Dragó: Albert, yo soy tan conservador como tú, sino más: ¡soy la apoteosis del conservadurismo! Todos los cambios me molestan y me perturban. Que cambien las baldosas de las calles, que desaparezca el quiosco de la plaza, que reformen el bar en el que tomaba cañas... Todo eso me molesta.


Boadella: Como eres un hombre inteligente, sabes que desde que éramos jóvenes en cada colada se pierde una sábana. Es el problema de hacerse viejo, pero tambíen de nuestra generación. Nunca nada volverá a ser tan fantástico como vivir una dictadura en la juventud para poder lidiar desde las siete de la tarde hasta las tres de la madrugada en estado etílico y pontificando la rebelión. Además, después tuvimos la suerte de que sin esfuerzo alguno, aquella misma dictadura se nos hizo el harakiri ante nuestras propias narices y nosotros nos llevamos la gloria de haberla liquidado. ¡Manda huevos!


Dragó: Sí, todo cambio es para peor. Destruye, no construye. Ya hemos hablado de ello. Antes nacías en un mundo y morías en ese mismo mundo. Los trajes, las costumbres, la gastronomía, las estructuras de las calles..., todo se mantenía igual. Ahora no. Ahora todo cambia constantemente. Ahora mueres en un mundo que no tiene nada que ver con el que conociste. Es agónico. Ya no queda en él ni el campanario de la iglesia del barrio en el que naciste, o sólo queda, con suerte, eso. Y lo poco que se conserva es como si permaneciese en un parque temático.


http://www.youtube.com/watch?v=p0nIK2VmD7s&feature=fvst




"Dios los cría... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción..."
Albert Boadella
Fernando Sánchez Dragó
Ed. Planeta





No hay comentarios:

Publicar un comentario